La muestra “Pablo Ruiz Picasso. El entierro del Conde de Orgaz” es uno de los más peculiares ejemplos de los últimos años del polifacético e incansable Picasso, y a la vez una de las obras claves en que el artista malagueño combina la fuerza de su trabajo como grabador con la de exquisito y audaz escritor. El Alcalde de Málaga, Francisco de la Torre ,ha presentado esta exposición que se mostrará en la Casa Natal Fundación Picasso hasta el 2 de mayo y que viene a mostrar al público,
por primera vez, esta serie completa adquirida a finales de año por la entidad municipal.
Se trata de un libro que se compone de dos carpetas. En una de ellas se encuentran los textos manuscritos de Picasso y el prólogo de Alberti y en la otra los doce aguafuertes y el grabado buril. Fue publicada por la prestigiosa editorial Gustavo Gili de Barcelona en 1969, con prólogo-poema de Rafael Alberti. Picasso retoma en los trece grabados que la ilustran los temas perpetuos que -desde su juventud- le obsesionaron y le hicieron acreedor de un mundo propio e inconfundible.
Desde el grabado que abre la carpeta, “Trozo de almíbar”, de junio de 1939, a los doce restantes, realizados en Mougins entre noviembre de 1966 y abril de 1967, el autor recoge en las escenas orientales, las circenses, las mitológicas o los desnudos alegóricos cargados de un fuerte erotismo, ese afán de regreso a las tradiciones españolas, a los artistas clásicos que le antecedieron y a las técnicas más arriesgadas de las puntas secas y los aguafuertes, de las que él fue un auténtico maestro.
El texto “El entierro del Conde de Orgaz”, escrito años antes -entre enero de 1957 y agosto de 1959, y recuperado por Gili para esta edición-, es un auténtico canto a la vida y a las costumbres de su niñez y primera juventud, un guiño a El Greco, uno de sus pintores preferidos, al que acudió en numerosas ocasiones, y, sobre todo, un regreso a sus raíces españolas, como bien los demuestran los personajes que descaradamente recorren cada una de las tres secciones en las que está dividida la obra, una obra escrita con un peculiar estilo, fruto de la
necesidad de abordar, a toda costa, una parcela (la de autor literario) con la que él, desde 1935, se sintió plenamente identificado.
El abigarramiento y la sobrecarga de personajes producen una especie de horror vacui que recuerdan en el tratamiento formal a la obra de la Iglesia de Santo Tomé, El entierro del Conde de Orgaz.
Se trata de una obra escrita con un peculiar estilo, fruto de la necesidad de profundizar en las técnicas de la escritura automática de los surrealistas, de la que Alberti era un gran entendido y de ahí que fuese su prólogo la única exigencia que Picasso pusiera a Gustavo Gili para la publicación del libro. El conjunto de la obra, por un lado la parte literaria y por otro la parte gráfica, es un canto al exceso, a lo voluptuoso, expresado con una libertad sin límites y recurriendo a imágenes y recuerdos que brotan del subconsciente con resultados
dispares, grotescos, divertidos con giros recurrentes y con una lectura icónica muy interesante.
La Casa Natal-Fundación Picasso realizó esta adquisición el pasado mes de diciembre en Chicago se trata de una serie completa de “El entierro del Conde de Orgaz”, en concreto es la serie que lleva el número 162, de las 250 que se realizaron. El precio abonado por la entidad municipal ha sido de 46.500 euros. Además de esta adquisición hay que recordar la compra de las 223 litografías de la colección Jan Lohn que en breve llegarán a nuestra ciudad. |